jueves, 4 de diciembre de 2008

"Una visita al médico"

En el baño de la sección secundaria del colegio religioso
“María Reina”, se escuchaban susurrantes gemidos de dolor.
Dentro se encontraba Carla intentando tragar todas las pastillas que su puño permitía sostener, nerviosa cerraba los ojos sin entender como había llegado a esto.En su mente miles de voces raras la hacían desistir, mientras que otras la incitaban a hacerlo.
¡Hazlo ya, que esperas!¡No, no lo hagas es una vida!¡Mátalo, nadie se dará cuenta infeliz nadie te ayudara!

Se dejo llevar por las voces incitantes.
Decidida se acabó de tragar las l2 pastillas de aquella tableta, luego cogió cuatro y con el dedo anular lo introdujo entre sus piernas hasta llegar al limites del orificio. Según le habían dicho, eso provocaría el sangrado y el inicio a su calvario.
excediendo la cantidad pre escrita en aquel trozo de papel sellado que simulaba ser una receta médica. Su menudo cuerpo de contextura delgada sintió el mareo al intentar ponerse en pie, las pastillas dentro de su organismo provocaban la dilatación dentro de su ovario izquierdo.
Se puso en pie, se mojó el cabello, arregló su falda escocesa y volvió al salón rogando que la clase de historia no sea las dos horas mas largas y dolorosas de su vida.

Ya en clase Carla sintió las miradas de sus compañeros, las niñas que continuamente la despreciaban y excluían por simple diversión; la miraban fijamente cuchicheando entre ellas.
Carla  volteó y las encaro luego giro la cabeza bruscamente hacia el pizarrón.
¿Seria sobre ella? ¿Se habrán dado cuenta? ¿Alguien la habrá visto? ¿Tal vez ya saben todo?
No atendió la clase estaba distraída las voces perturbadoras seguían diciendo: 
Asesina ¡si! hablan de ti. Lo saben todo!! 
Su paranoia aumento al tocar el timbre no sabia como
pararse esperó que todos salieran del salón. Se levanto lentamente sintiéndose frágil y debilitada como una forma de tomar coraje respiro fondo, pudo sentir la sangre las  pastillas hacían su efecto.

Visiblemente perturbada salió, con pasos acelerados se dirigió de nuevo al baño. Al levantarse la falda, vio su blanca trusa manchada de muerte, las gotas caían recorriendo lentamente sus delgadas piernas
hasta llegar a sus rodillas, donde se encontraban con sus medias largas color vino, al verse llena de aquel líquido espeso, se asustó, intento limpiarse pero fue en vano. 
Salió corriendo directo al baño cada paso las cólicas se intensificaban limpiándose ñ
Llamó al mismo doctor que le había dado aquella receta falsa. Al escuchar a Carla tan aturdida, se rió y le dijo muy tranquilo:

-Es hora de que vengas ¿Tienes el dinero? 
Carla asintió con la cabeza como si él pudiera verla y le dijo:-¡Si todo! Voy para allá, gracias. –Colgó el teléfono.

Tomó un taxi, llegó a un edificio por Jr.cuzco en el centro de Lima. Era un edificio de 4 pisos de estructura colonial antiguo las escaleras de madera vieja rechinaban hasta estremecer los tímpanos, el hedor de las paredes penetraba sus fosas nasales.

En el piso donde se encontraba el consultorio solo había un fluorescente que oscilaba. 
Llego al Dpto. 304. Al abrirse la puerta se sintió un crujido. Un hombre con bata blanca amarelada le abrió, ella lo miró asustada. La hora había llegado.Automáticamente la hizo pasar a una sala donde había una mesita de metal, en ella una fuente llena de herramientas quirúrgicas que Carla prefirió no observar detenidamente.
El hombre le tiró toscamente una bata que sólo tapaba un lado.
Carla lo miró (nunca la había revisado un ginecólogo en sus 15 años de vida) le gritó con voz segura:
-¡Esto está roto!
El volvió a reírse con un tono sarcástico, desplegó una sonrisa horrenda sus dientes amarrillos provocaron asco en Carla que por su condición podía sentir nauseas con facilidad, sin embargo siguió las indicaciones de aquel hombre.

Empezó a quitarse la blusa, el subió la mirada, observó fijamente como iba quitándose la ropa ante sus ojos, disfrutando del espectáculo no dejaba de desearla con la mira haciendo que Carla cada ves se sienta más vulnerable, incómoda y arrepentida.

 A los pocos minutos su uniforme escolar estaba sobre la silla. Sus piernas abiertas de extremo a extremo temblaban mientras su cuerpo se estremecía;
El doctor le dijo: Respira hondo y no te muevas!!
Sintió bruscamente la penetración de aquellos instrumentos, tubos ancho de metal frió y tieso.
Tomo unas tijera delgada que una ves dentro de su vagina abrió bruscamente Carla soltó un gemido y con sus manos en el rostro empezó a arrepentirse de aquel primero y único encuentro. 
Las paredes de su útero se dilataron cada vez más estaba listo para succionar al feto con un pequeño aparato que tenía
un tubo aspirador.
Para finalizar con el ritual de tortura con la mano dentro aun de su vagina iba rasgando las paredes de su ovario izquierdo para que no quedaran restos del cadáver incompleto.Ella sobre la camilla no dejaba de sangrar su rostro empalidecía; El doctor empezó a desesperarse tomo una toalla y la puso entre sus piernas.

La niña perdía el conocimiento empezó a sollozar, cada ves con mas intensidad, sus extremidades se contraían, empezó a temblar, tenia frió sus labios gruesos remarcados con un tono morado
oscuro.Nunca imagino que su vida acabaría en aquella camilla, le pesaban los parpados de pronto escucho:-¡Despierta! No te duermas.
La voz hizo estremecer los sentidos de Carla abrió los ojos con lentitud giro la cabeza hacia la derecha. Sobre la mesita de metal observo aterrorizada el esqueleto descuartizado bañado en sangre sobre un trozo de gasa de lo que podría a ver sido su bebe de 2 meses.

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